De aquel viaje en una cometa acompañado de una soda de grosella azul, recuerdo, aquella tranquilidad aderezada con una brisa de coco, cierro los ojos y puedo sentirla, puedo respirar esa gama de tranquilidad que solo estando en ese lugar se percibe…
…aunque estoy solo entre susurros mágicos y colores dispersos tornasolescos no siento la necesidad de estar contigo, sin embargo, algo curioso pasa, siento que vas caminando a mi lado, de forma paralela. No quiero abrir los ojos, estar entre tantos recuerdos es reconfortante, ¿sabes?, aún tengo la cajita pero no sé si estoy listo para abrirla y volver a ver esa burbuja que, cuando se rompa, me hará recordar todo aquello que me susurraron las orquídeas, es más, no sé si tenga caso abrirla, como tampoco sé si tienen caso estas líneas.
Ayer, caminando entre la arena de azúcar morena, me di cuenta que nuestros caminos siguen siendo paralelos aunque estemos en la misma frecuencia, quizá eso era lo que las orquídeas susurraban al pie de la cascada de burbujas azulosas, pero no las escuché, solamente las oí. Creo que también los palustres multicolores trataban de decirlo, cuando el aire los mecía suavemente parecía como si susurraran algo, ¡vaya!, ¡susurros y más susurros!, no los escuché, solamente los oí.
¡Auch!, mi soda de grosella azul se terminó, es momento de un punto final, levantar el campamento y pasar a otras cosas, no sé si lo entiendas, es solo que, lo escribo para mi y lo comparto contigo.
P.D. Platicando con las lombrices, llegué a la conclusión de que me aburre caminar en paralelo contigo.
Orquídeas sordas
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